jueves, noviembre 11

Tu nombre...

Princesa,

he olvidado tu fragancia, lo primero que olvidé. Esa fragancia que vistió nuestros encuentros y que me impregnaba las horas después de separarnos, cuando respiraba tu recuerdo reciente, tu recuerdo vivo... Esa fragancia que era capaz de esconderse en los poros de mi piel, para entremezclarse con mi sudor y dosificarse deslizándose sobre mi cuerpo... Esa fragancia, hoy ya no puedo respirarla...

Después de olvidar tu fragancia, olvidé tu voz. Esa voz que escapaba vehemente de tu sonrisa, y que era capaz de embelesarme, de silenciarme, como si fuera la melodía más bella interpretada por una gran orquesta de ángeles. Esa voz, que nunca me trajo un teléfono, esa voz se apagó... esa voz, hoy no puedo escucharla.

Solo me resta hoy el recuerdo de tu rostro y tu nombre. Tu rostro se presenta difuminado en la nostalgia, y resucitado por tu eterna sonrisa, que sé, que siempre recordaré. Y tu nombre, ese que tantas veces perseguí en mis solitarias noches, hoy se entremezcla con otras letras, y se muestra confuso.

Sé que tu nombre, jamás olvidaré... pero esta noche ya no sé, si mi amor tiene tu nombre...

Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu Mosquetero

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