sábado, noviembre 6

La fragancia y el beso...

Princesa,

ayer pude entrar de nuevo en tu habitación, en silencio, de puntillas, tratando de no perturbar la calma que allí se respiraba. Me senté en tu cama, con las manos abiertas y posadas sobre tu colcha, la mirada en el espejo enseñado de tu rostro, y la respiración profunda. Cerré los ojos, y traté de discriminar tu olor, entre la mezcla de aromas que inspiraba... y lo hallé, lo quise memorizar, lo quise guardar dentro de mi... antes de tener que obligatoriamente expirar el aire que lo cobijaba. Ya tenía tu fragancia, esa que dicen ser lo primero que se olvida al estar lejos de una persona.

Después abrí el cajón de tu mesita de noche, y dejé un beso, a resguardo su fragilidad de traicioneras corrientes de aire, que pudieran arrastrarlo hacia donde ya fueron cientos de besos que partieron de mis labios sin destino.

Suspire profundo, sintiendo que portaba tu fragancia bien al fondo de mi pecho, me levanté, y con el mismo sigilo con el que entré, suavemente, cerré la puerta por fuera.

Allí quedó mi beso, esperando su momento, ese instante justo después de que cierres los ojos, y antes de que se encienda tu sueño... Solo entonces se posará dulcemente sobre tus labios, y susurrarándote un te quiero, te conducirá de la mano al sueño...

Buenas noches, Princesa

te besa,

Tu mosquetero

2 comentarios:

  1. Gracias Mosquetero por enseñarnos tu alma. Seguiremos fieles tus anhelos... deseando que tras el esbozo de tu capa descubramos alas ya no rotas, que tus partidas de ajedrez acaben en jaques sin rey ni reina, que tu princesa agote tus besos y que desesperados tus lectores veamos otros duelos.

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  2. anoche encontre tu beso refugiado debajo de mi almohada, y se multiplico y crecio sobre mi piel y mis entrañas, y te bese en tus besos y en tu alma...

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