sábado, noviembre 27

El sabor de un beso...

"Difficile est longum subito deponere amorem" 
C. Valerius Catullus 
Princesa,

he olvidado a qué saben los besos. Ni recuerdo a qué saben, ni recuerdo donde fueron a dar...

No sé si fueron muchos, pero sé que hubo. Y a ese escondite oscuro del deseo condenado, marcharon los de joven, aquellos que sustrajeron las mejillas de las mujeres que amé, y no me correspondieron, esos sutiles besos de encuentros y despedidas, y que nunca fueron de soñado tránsito. Malditos amores.

Después vinieron abrumadores besos de amor, besos con los que pinté los labios y cada rincón de los cuerpos de las mujeres que amé y me amaron. Besos del ahora y del siempre, besos de pasión, de buenos y malos días, besos de película, de sábado y de lunes, de playa y arena. Aquellos de desayunos sin diamantes y de cenas a tres velas. Besos de ojos cerrados, de bailes a la luz de la luna, besos sin roce y besos que aguardaban el siguiente beso. Besos de labios sellados y abiertos, besos que nunca negué y besos... que nunca me negaron. Pero esos tampoco pude retenerlos, y fueron muriendo gradualmente, cuando la rutina canjeo el amor por el cariño. Maldita rutina.

Y olvidados también los últimos besos que entregué a tus labios, y tus labios recogieron.  Creí que eran los primeros de muchos, pero tú silencio me hizo saber que serían los últimos de pocos. La primera noche fue también la única. Maldita noche.

Y ya no sé comprar ni besos sucios, ni dónde debo ir a buscar limpios. Esa es ahora mi condena. Maldita condena.

Del sabor que tiene un beso, hoy solo recuerdo, que así se llamaba un poema que mi padre escribió a mi madre hace ya cincuenta años. Malditos años.

Buenas noches, Princesa

Te besa

Tu Mosquetero

No hay comentarios:

Publicar un comentario