viernes, noviembre 12

El Íber...

Lux Fulget in Aqua
Princesa,

los que tenemos el mar lejos, siempre buscamos  espacios que nos llenen ese vacío de sensaciones y de calma, que uno experimenta frente al mar, sus sonidos y su horizonte. Yo hallo esa tranquilidad y paz, caminando por la ribera del Íber, ese majestuoso río que despacito, despacito camina en un ir infinito buscando el mar que no tienen mis ojos. Me gusta su acogedora ribera penumbreada de noche y de niebla... me gusta respirar su húmeda fragancia y contemplar su andar sigiloso.

Nadie escucha la historia que acuna su silencio. Nadie le reclama miradas ni besos furtivos, abandonados a su suerte en su orilla. Nadie le reclama los sonidos que custodia sumergidos. Nadie. Nadie.

Pero no le importa. Siempre está dispuesto a escuchar al enamorado. Al que le habla de distancias insalvables y de sueños mutilados por silencios. Siempre escucha, siempre.

Y hoy fue otra noche, que fui a su búsqueda. Nunca me da respuestas, pero como el hombro de ese amigo que siempre está, sabe recoger mi desahogo. Hoy le preguntaba si él se sentía un alma desparejada... y entonces, una fuerte brisa sacudió las ramas de los álamos que nos separaban... sobrecogido, levanté la vista y vi atónito, el cómplice guiño de una luna enamorada.

Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu Mosquetero

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