sábado, octubre 30

La señal...

Princesa,

hoy te vi dormir por última vez en mi vida. Anoche antes de que durmieras, quise abrazarte fuerte, quise sentir como tu abrazo rompía mi cuerpo... pero solo noté frío. Sentí como si en mi pecho, los barrotes de una jaula se separaran, para dejar escapar un pajarillo que había anidado allí, junto al corazón de este mosquetero que quiso una vez disparar a la luna y abatirla.

Así fue. Fue la señal. Una señal, de esas que tantas veces habíamos hablado. Esas señales que hablan más que miles de palabras y que en este caso fue suficiente para arrojar al descalabro mi esperanza. Sentí que tenía que irme bien lejos, cargar en mi equipaje todo el dolor, para que tu pudieras seguir volando sin lastre.

Otra vez volvemos al punto de inicio. A esa terrible partida de ajedrez, en la que con las figuras solemnemente colocadas sobre el tablero, me hallo sentado, y no tengo a nadie enfrente para comenzar a jugar.

Hoy he de marcharme bien lejos... allí donde nadie me escuche llorar...

Buenas noches, Princesa

te besa

Tu Mosquetero

viernes, octubre 29

Nunca fui valiente...

Princesa,

nunca fui valiente. En mi vida siempre dejé que fuera el tiempo quién tomara por mi las decisiones importantes. Esas decisiones trascendentales, siempre las tomé frente a un espejo, nunca delante del mundo.

Pude cumplir algún que otro sueño, pero ese sueño siempre acababa aniquilado por la cobardía y engullido en el espejo. Y ahora que busco en los bolsillos de la vida, solo encuentro túneles en el tiempo que me trasladan una y otra vez a cada uno de los angustiosos momentos en que fui derrotado por la falta de valentía. Así se me fue oxidando el corazón, ese que tantas veces se aceleraba pidiéndome que diera un paso adelante, y al que yo siempre respondí, agachando la cabeza y con medio paso hacia atrás.

Todos aquellos barcos se fueron, y en ninguno embarqué... Los vi alejarse... Los vi, empequeñecerse con la distancia hasta fundirse con el horizonte.

Esta noche, imagino que todos esos barcos vararon en islas olvidadas, donde quedaron naufragados para siempre, uno por uno, todos mis sueños...

No sé, Princesa, si ya es demasiado tarde para impedir que el barco portador de nuestro sueño, pierda el rumbo y acabe también encallado en esas islas que tanto me han arrebatado...



Buenas noches, Princesa

Te besa

Tu Mosquetero

jueves, octubre 28

El amor en silencio...

Princesa,

el amor en silencio
nadie lo escucha.
El amor,
en las noches de desvelo,
el silencio lo devora.

Mientras la humanidad duerme,
surge ese minúsculo milagro,
que ignorado
por los prójimos,
a mi,
me concede la vida.

Ese amor,
vive en mi,
y si yo muero,
conmigo muere...

miércoles, octubre 27

En 1.638...

Entro en sigilo, tal y como nos enseñaron los instructores de la Academia de Le corps des Mousquetaires de la Maison Militaire du Roi de France.

¡Qué gusto oler a hogar! Me quito las botas para no manchar el suelo, dejo a la entrada el mosquete, el sombrero de ala con pluma y el gabán. Regreso de hacer la guardia diaria en el Château de la Grève, del señor caballero Des Essarts.

Estoy cansado, pero solo de verte, recobro la energía perdida. Te beso y te abrazo intensamente mientras suspiro. Me quedo unos minutos frente a la chimenea para calentar mi cuerpo y mi alma,  el gélido frío del Pays des Essarts, me tenía helados los huesos. Tus manos calientes me dan unas friegas en la espalda, esa espalda que cobija tantas cicatrices de heridas de otros tantos duelos y batallas que quedan ya tan lejanos.

Después, me espera el balde con agua caliente, para quitarme los sudores de la jornada, y acabar de olvidarme del mundo exterior.

Es la hora de la cena, ensalada de la pequeña huerta que tenemos junto a la casa, y un cocido de verduras para enemistar a ese frío que todavía no acabó de irse de mi cuerpo.

Antes de dormir, nos contamos nuestro día, leemos un buen rato, apagamos la luz, nos fundimos en un abrazo y...  encendemos el sueño...

Mañana será otro día a tu lado, madmoiselle, y siempre diferente al anterior...

martes, octubre 26

Derrotado...

Princesa del país del cielo infinito,

la tristeza nunca toca fondo. Me gustaría escribirte hoy un canto a la esperanza... una oración a la vida con sabor a futuro, pero hoy me siento derrotado... terriblemente derrotado. Veo la vida pasar, como el espectador de la última fila del teatro y solo noto una sensación de frío viejo, ese frío en blanco y negro de pasado y de lúgubre halo de futuro.

Mis labios están huérfanos de besos desde hace muchos días, y la única humedad que sienten proviene de las lágrimas, que noche tras noche salan mi regusto. No recuerdo caricias, no recuerdo gestos cómplices, no me acuerdo del amor hecho carne...

Quisiera esta noche, aprender a desamar, pero esa lección nadie me la enseñó.

Quisiera levantarme mañana y haber borrado mis ilusiones, mis proyectos, mis sentimientos hacia ti...

Mis problemas, hoy son montañas, y en sus cimas no hay aire que respirar.

He perdido. He perdido no solo las batallas pasadas, sino tristemente,  las futuras, me siento desarmado de esperanza.

Me siento enfermo de vida, me siento terriblemente abandonado por las ganas de que vuelva amanecer.

No quiero provocar en ti lástima ni compasión... todo lo que me has dado, jamás podré agradecértelo. Un día vi que nuestros caminos se unían, y puse todo mi empeño en construir ese puente, puse todas mis energías, pero hoy, hoy veo esos caminos alejarse, sin retorno...

El amor puro, debe de estar siempre gobernado por la carencia de egoísmo, cada uno debe querer lo mejor para quien ama, y hoy siento que tu felicidad tiene que estar lejos de mi. Que sean otros los labios que te besen, que recibas de otras manos caricias y sean otros los ojos que alumbre tu sonrisa...

Yo sé que no te llevaré en mi barca, esa que cada noche tenía apunto de zarpar por si aparecías en mi sueño... Sé que no nadaremos mar adentro, no habrá sardinitas en la playa, no reiremos juntos, no veremos amaneceres abrazados, no habrá besos apasionados, no haremos el amor... No... nada ya sucederá...

Lo soñé, amor, todo eso lo soñé, todo eso y mucho más, y te escribí, te escribí, no paré de escribir, y eso será lo único que nadie pueda arrebatarme...

Gracias...

Buenas noches, Princesa

domingo, octubre 24

El pacto del ángel...

Princesa,

esta noche quisiera pactar con tu ángel de la guarda, ofreciéndole una vida repleta de calma junto al mar, para conseguir que él te acercara a mi.

Y le mostraría mis credenciales, le hablaría de una vida de paseos por la playa, de lecturas interminables, de tertullias nocturnas y de bailes sobre la arena. También de una barca con la que salir a navegar, de nadar mar a adentro, de sardinitas asadas que nos esperían a la vuelta... De sentaditas frente en el mar, tapaditos con una manta aguardando el ritual del sol escondiéndose tras el mar... De la música que no callaría nunca, de noches de abrazos y pasión, y de despertares en un remanso de paz...

Ojalá esta noche pueda cruzarlo en mi sueño, y pueda convencerlo...

Buenas noches, Princesa

te besa

tu Mosquetero

sábado, octubre 23

Quisiera...

Princesa,

esta noche, más que nunca, quisiera arroparte el sueño con mi cuerpo...

jueves, octubre 21

Soy el ambiente parco...

(A mi Princesa, por sonetillo...)

Soy el ambiente parco
de un entierro sin zanja,
soy la media naranja
de una Juana sin arco.

Soy un ancla sin barco,
rebelde en una granja,
soy la morada franja
que naufragó en el charco.

Soy toga sin minuta,
que aboga por la abeja
que hizo miel con cicuta.

Mecha sin candileja,
que no alumbra la ruta
del amor que hoy se aleja...

miércoles, octubre 20

¡Ay, de mi alma!...

Ay, de mi alma
reflejada en el mar,
en un mar sin lunas
en él recostadas,
un mar borrado
de islas y olas,
borrado de
mañanas esperadas...
Mar de soledad,
barcos en deriva,
sirenas ahogadas,
gaviotas muertas;
y marineros engullidos
por su ira,
con viudas, que en tierra
esperan su vuelta...

martes, octubre 19

El lugar donde habitas...

Princesa,

cada noche trato, de dibujar el vuelo que me lleve a ese lugar donde habitas. Ese lugar, que limita al norte con las estrellas, al este con el sueño, al oeste con la utopía y al sur con el mar.

Lugar donde solo llueve cuando es necesario y las sombras son de colores. Donde las puertas siempre están abiertas y los volcanes duermen eternamente. Allí donde los ríos llevan el agua desde el mar a las montañas, y existen extensos bosques donde nunca nadie se pierde. Margaritas y amapolas; manzanos y almendros;  alcornoques, encinas y pinos; y campos de cereales y hortalizas. Un lugar donde el frío y el calor se dan la mano, donde los huracanes solo soplan pétalos de rosas, y no hay dos caminos que confluyan.

Ese lugar donde no existen las leyes, ni gobiernos, ni prohibiciones, ni intermediarios de dioses que comercian con frutas prohibidas... donde el tiempo fue desterrado, se abolieron las penas y solo se llora de alegría.

Allí quiero volar todas la noches, a encontrarte, a ese lugar donde el único dios venerado es el amor, y el único altar que existe es el horizonte...


Buenas noches, Princesa...

lunes, octubre 18

Este día de hoy que se escapa...

Princesa,

que triste es, no poder entregarte este día de hoy que se escapa. Como quien intenta coger un puñado de arena y cierra con fuerza el puño, y ve como al abrir la mano apenas queda nada. Se va otro día, despacito, al mismo sitio donde fueron tantos ayeres, que se acumulan desde el día que con un beso nos despedimos...  Allí se van, allí donde desfilaron una a una mis angustias, anduvieron mis desvelos y mis palabras no escritas, y allí donde también se escaparon, mis miradas tristes, mis lágrimas y mis pisadas. Ya no volverán... solo podré recordarlas, maldiciendo la lejanía de tu cuerpo.

No dudes, Princesa, que estar enamorado es el manojo de sensaciones más hermoso, que puede darnos la vida, pero es triste, muy triste amar, cuando tu compañía es: el silencio y la soledad. Todo lo inunda esta sensación de vacío, salpicada por la esperanza de pensar que allí donde estés, al menos te alcance el eco de estas cartas que a diario te escribo.

Mi amar es esperar... esperar el día en que, nos encontremos, suspiremos y apaguemos nuestros relojes...


Buenas noches, Princesa

te besa,

tu Mosquetero

sábado, octubre 16

I ni su...

Princesa,

ayer mi verso libre, después de acostar tu sonrisa en mi sueño, al fin, me vino a traer noticias del lugar donde te encontró. Me habló de un país que no baña el mar, y de unos hombres que lo habitan cuyo color de piel es el hambre. Un país de pocos libros, porque solo unos elegidos son capaces de descifrarlos. Una interminable mezcla de lenguas y culturas, a cobijo en unas fronteras inventadas y cuya forma, curiosamente se asemeja a un reloj de arena inclinado.
Una tierra, donde desgraciadamente, solo importa el presente, el qué comer hoy para poder ver el sol mañana. Un lugar, que rara vez asoma a los periódicos de mi mundo, y que ojalá tarde en asomar, porque cuando lo hace, siempre es por alguna noticia que huele a sangre y a plomo.
Me contó, que paradójicamente, a vista de pájaro, disfrutó de bellos paisajes... contempló mesetas, desiertos y dos grandes rios, uno de los cuales divide en dos la ciudad que te ve caminar todos los días.
Siguió contándome, que allí los días y las noches siempre empatan a horas. Que solo hay tres estaciones, y que ahora está por finalizar, la estación de las lluvias, porque pronto el Harmattan traerá con su soplo la estación fresca. También me tarareó canciones, y me dijó que esa tierra, era sobre todo tierra de música...

¡Ay! Princesa, allí te llevó tu sueño, ese que habla de cambiar lo incambiable y de ser más los demás que muchas veces tú misma. Y esa tierra, lo sabe y lo siente, y por eso a diario te regala, paisajes y sonidos, además de palabras y miradas sinceras de sus mujeres y sus hombres, y siempre que puede, no duda en obsequiarte con el tesoro que esconde la sonrisa de uno de sus niños...

I ni su, Princesa

M’bi fe...

viernes, octubre 15

Verso libre...

Princesa,

todos los días al amanecer, como un ave migratoria, sale de mi alma un verso libre a buscarte. Antes de salir, siempre le pregunto dónde va, y él receloso calla, justo antes de sacudir sus alas y emprender el vuelo.

Al encontrarte, deja caer una pluma desde el cielo, para que roce tu piel, entregándote mi recuerdo. Y después espera pacientemente tu sonrisa, para recogerla, regresar con ella y acostarla cada noche en mi sueño...


Buenas noches, Princesa

te besa,

tu Mosquetero.

jueves, octubre 14

Trementina...

Princesa,

Había poca luz en el estudio del pintor y un fuerte olor a trementina que arropaba esa penumbra. Estaba de pie, vestido con una bata rayada salpicada de cientos de manchas multicolores. A su lado, y sobre un taburete, un vaso repleto de pinceles, y justo delante, un lienzo inmaculado sobre un bastidor de madera...

Con los ojos cerrados, era capaz de ver hasta el más mínimo detalle de la visión que una y otra vez llamó a su puerta en la noche anterior... una noche a caballo entre el insomnio, la locura y el desvelo... 

Comenzó dando una base blanca sobre el lino, a brochazos horizontales, con la parsimonia y la calma, del que ha realizado esa operación miles de veces. Después sobre su mano izquierda, reposó la paleta, esa paleta en la que mezcló óleos y esencia de resina, buscando colores oportunos. Solo había que esperar, esperar para que la imagen que recogió su alma, despacito, recorriera como una magia por su brazo, encaminándose hacia su mano. Y después cosquilleando por sus dedos, buscara abrirse camino hacia las cerdas del pincel para, lentamente, vestir de vida la tela...


(...)

Así... así querría pintar hoy tu sonrisa escondida en un beso, el mapa de los lunares de tu espalda, tus dedos haciéndose caricia, o tu mirada... recostada sobre la dolorosa línea que separa tu mar de mis estrellas...



Buenas noches, Princesa

te besa,

tu Mosquetero

miércoles, octubre 13

Distancias...

Princesa,

Te siento lejos,
terriblemente lejos,
lejos tus besos,
tu sonrisa, tus ojos,
tu aliento y tu voz...
¿Dónde estarán
tus manos,
tus silencios, tu piel,
tus cabellos y tu calor?
¡Qué lejos quedan,
tus lunares,
tus días, tu calma,
tu gracia y tu olor!...

Y... ¿qué tengo cerca
esta noche?
Cerca está tu recuerdo,
estos versos
y todo lo que soy,
mis deseos,
mi caos y mi locura,
mis sueños y mi dolor...

martes, octubre 12

Brisa...

Princesa,

dime cuándo será el día, que sobre mi piel, se haga tu abrazo brisa...

lunes, octubre 11

La timidez del amor de verano...

Princesa,

los estados de ánimo van y vienen a mi vida, volteándome como un carrusel.

Hoy el aire sabe a nostalgia. Nostalgia de esos  tiempos que no solo no volverán, sino que hoy el paso de los años ha difuminado, adornado y ha distanciado todavía más, de esta tarde de otoño y soledad.

Hoy como un niño, me siento falto de las sensaciones del amor de verano. Ese amor de pantalón corto, de rodillas escorchadas y bicicleta. El amor de río, de excursión y piscina. Y amor sobre todo de interminables vacaciones escolares.

La sensación del cosquilleo que me provocaba tu presencia, la divina angustia de estar pendiente de ti, el disimulo de seguirte con la vista evitando el embrujo de un cruce de miradas. Ese acercarme con el corazón empequeñeciendo mi pecho y el no saber qué decirte adueñado por la timidez...

Porque todos lo veranos, llegaba ese instante, ese examen de valentía... y siempre la cobardía, era capaz de arruinarlo, pues nunca fui capaz de reproducir el discurso de enamorado, que tantas veces había ensayado.

Y así se escapaba uno y otro verano. Y regresaba el invierno que seguía a cada otoño, y la primavera... y siempre recuerdo mis tardes, repeinado, hablando frente al espejo del armario de la habitación de mis padres, gesticulando, soñándote delante, convenciéndome... y pensando que sería el siguiente verano, el momento de ganarle la partida a la timidez.

Princesa, hoy, tantos años después, me pregunto sino serán todas estas cartas, los ensayos que heredaron mis inviernos, mis otoños y mis primaveras... y sobre todo me pregunto si estarás en mi próximo verano y si podré decirte lo que tantas veces no me atreví...

Buenas tardes, Princesa

te besa,

tu Mosquetero

domingo, octubre 10

Reo...

Princesa,

me siento reo del sueño de habitar tu cuerpo...

sábado, octubre 9

No es momento de relamer heridas...

Princesa,

esta noche, no es momento de relamer heridas, y si lo es de cicatrizar penas...  Se acabaron los momentos de lágrimas, de esperas en andenes donde no paran trenes, de puertas cerradas, de largos silencios, de miedos conformistas, de nostalgias grises, de lluvias pasadas y nubes que se ciernen.

Esta noche es momento de levantarse y enfrentarse a la vida de cara. Es momento de abrir las ventanas de par en par, para que se renueve el aire de la vida. Momento es, de arrancar airadamente la página del calendario, de envolver en celofán lo vivido y guardarlo en el armario del recuerdo. Es tiempo de creer que todo es posible, de despedir a nuestro ángel de la guarda, para contratar uno nuevo, imberbe, joven y aventurero. Es hora de planes, de futuros, de tocar los sueños, de cumplir deseos, de no mirar atrás, de actuar, de crear, hora de despertar. Es hora de permanecer alerta, de volcar en nuestros corazones paisajes despejados, de disfrutar de la puesta de sol diaria y de buscar la belleza en la sencillez...

Esta noche, Princesa, allí donde quiera que estés, quiero decirte, que hoy es momento de respirar bien hondo y de sentirnos más vivos que nunca...

Buenas noches, Princesa

te besa,

tu Mosquetero

viernes, octubre 8

Es de noche...

Princesa,

es de noche... apaga la luz y bésame, que yo te alumbraré la vida...

jueves, octubre 7

La sombra de un café...

Princesa,

tengo ganas de compartir la sombra de un café, de escucharte contar historias de mundos que mis ojos probablemente no veran nunca, de ensimismarme escuchándote pronunciar nombres de ciudades, de ríos, de montañas, de puertos que mis libros de geografía me ocultaron.
Ganas de que me cuentes de personas que habitan esos lugares y con los que tu habrás compartido tantas cotidianías y magias.
Ganas de que me tararees canciones, esas que envuelven tus días de melodías y que mi oído jamás hubiera escuchado de no conocerte.
Ganas de que me hables de sabores que tus labios han probado, de olores que jamás entrarán por la ventana de mi habitación, y de tactos que quedan tan alejados de mis manos...
También tengo ganas de conocer tus tristezas, porque seguro que las aplacaremos a golpe de risa... a golpe de besos y caricias...
Princesa, que pronto se haga ese café... y sino es pronto... que sea, que tengo toda la vida por delante para esperarlo...

Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu Mosquetero

miércoles, octubre 6

Impregnados...

Esta noche Princesa,
quiero un humilde
lecho de monte,
para poder acostar
esta pasión incontrolada,
estas ganas de tu cuerpo
sobre el mío,
este deseo de transitar
tu piel con caricias,
de besar en sigilo
tu cuello y tu espalda,
de entrelazar las manos,
de sentir tus senos
rozando mi pecho,
y estremecerme
en tu vientre...
Y cuando la pasión
se desvanezca,
y antes que el alba
nos sorprenda,
dormiremos en un abrazo,
cubiertos por las estrellas
y arropados
por el mismo sueño...
Y al despertar,
rebosantes de vida,
nos haremos paisaje,
impregnados cada uno
con el olor del otro...

martes, octubre 5

Quisiera no quererte...

Princesa,

quisiera no quererte,
para arrancar todo el dolor
que carga mi alma,
quisiera no recordarte,
para poder respirar
un aire sosegado,
quisiera olvidarte,
para matar este amor
que me esta consumiendo...
o, tal vez, lo que preciso
es escucharte,
pretendo respuestas,
que golpees mi puerta
siempre abierta para ti,
y que me niegues tus besos
o lentamente me resucites...

La última luz...

Princesa,

la última luz que alumbraba mi alma,
la fundió esta tristeza que me solivianta...
Esta noche, no podría revivirme
ni el abrumador recuerdo de tu sonrisa,
que tantas veces acudió a mi rescate...
La oscuridad entumeció mi alma,
y mientras mis manos se helaban,
y mis labios se escondían,
nacieron a la par dos lágrimas,
que buscándote, firmaron estos versos,
difuminando la tinta que los trazaba...

lunes, octubre 4

domingo, octubre 3

Llegó otra noche...

Princesa,

llegó otra noche, la ciudad menguó sus diarios ruidos. Escucho el trazo de mi estilográfica deslizándose por la cuartilla de papel, que cada noche me espera, para recordarme, que tengo que volcar en ella las palabras que van abandonando mi cuerpo.

El silencio, y la tranquilidad son capaces cada noche de ralentizar el tiempo, de convertirse en lastre de las agujas del reloj, y vestir de eternidad cada madrugada de soledad, mientras el café se consume, y yo, espero que el sueño diario venga a secuestrarme. Pienso en la gente que es capaz, de dormir toda la noche, que le basta colocar una sonrisa sobre la almohada y en suspiro quedar profundamente dormida.

A mi desde niño, me costó negociarle a la noche el descanso, había siempre ideas que iban y venían, dando vueltas, y que conseguían estimularme de tal manera, que escuchaba cada media hora, como el viejo reloj de casa de mis padres me iba recordando que el amanecer me acechaba.

Hoy pienso si no será que todas las horas que no he dormido en mi vida, tendrán la recompensa de su recuperación el día que empecemos a dormir juntos. Ese día pasaré a formar parte de la gente que duerme y que hoy admiro...y si esa noche llega, seguro seré el hombre más feliz del mundo, y no cabrá en mis labios la sonrisa que me duerma...

Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu Mosquetero,

PD: Como un maniático protocolo, después de escribir cada carta, y antes de arroparla en el sobre, me gusta leerla, e imaginar que ese susurro atraviesa la distancia que nos desune y llega suavemente para colarse en el sueño que cada noche te acuna.

sábado, octubre 2

Hoy no trataré...

Princesa,

Hoy no trataré
de rebuscar palabras,
ni de hacer malabares
con sílabas,
buscando
versos imposibles.
No trataré de inventar
imágenes
que te recojan,
ni trataré de incitar
a bailar a mil notas
en un pentagrama,
para que dibujen
una melodía
que te imite...


No trataré
de escribirte
cien palabras,
pues a mi corazón
noventa y ocho
hoy le sobran...

Te quiero...

viernes, octubre 1

Hoy pinté...

Princesa,

hoy pinté tus ojos en el agua... cerré los ojos y me miraron...