sábado, octubre 16

I ni su...

Princesa,

ayer mi verso libre, después de acostar tu sonrisa en mi sueño, al fin, me vino a traer noticias del lugar donde te encontró. Me habló de un país que no baña el mar, y de unos hombres que lo habitan cuyo color de piel es el hambre. Un país de pocos libros, porque solo unos elegidos son capaces de descifrarlos. Una interminable mezcla de lenguas y culturas, a cobijo en unas fronteras inventadas y cuya forma, curiosamente se asemeja a un reloj de arena inclinado.
Una tierra, donde desgraciadamente, solo importa el presente, el qué comer hoy para poder ver el sol mañana. Un lugar, que rara vez asoma a los periódicos de mi mundo, y que ojalá tarde en asomar, porque cuando lo hace, siempre es por alguna noticia que huele a sangre y a plomo.
Me contó, que paradójicamente, a vista de pájaro, disfrutó de bellos paisajes... contempló mesetas, desiertos y dos grandes rios, uno de los cuales divide en dos la ciudad que te ve caminar todos los días.
Siguió contándome, que allí los días y las noches siempre empatan a horas. Que solo hay tres estaciones, y que ahora está por finalizar, la estación de las lluvias, porque pronto el Harmattan traerá con su soplo la estación fresca. También me tarareó canciones, y me dijó que esa tierra, era sobre todo tierra de música...

¡Ay! Princesa, allí te llevó tu sueño, ese que habla de cambiar lo incambiable y de ser más los demás que muchas veces tú misma. Y esa tierra, lo sabe y lo siente, y por eso a diario te regala, paisajes y sonidos, además de palabras y miradas sinceras de sus mujeres y sus hombres, y siempre que puede, no duda en obsequiarte con el tesoro que esconde la sonrisa de uno de sus niños...

I ni su, Princesa

M’bi fe...

1 comentario:

  1. yo tambien vivo en un pais un poco parecido a ese, sera que hay muchos?
    lo que mucha gente no imagina es, que aca, ya hay esperanza, que poco a poco, se progresa, que la pobreza extrema,es dificil de encontrar, que existe un porvenir, ya los niños de todas las razas juntan cantos y voces y aprenden juntos del amor y la historia, y yo puedo ver las sonrrisas en sus rostros y la inmensidad de la primavera en sus amaneceres.
    es pesada la carga que traen, es doloroso el pasado y aunque fue el futuro incierto, ya se ve que los buenos triunfan, que el amor gana terreno, que la humanidad nos apoya y que el mañana tiene mas cantos, mas alegrias y mas colores, que cada vez hay mas hombres anonimos fundando caminos y edificando historias, reparando cimientos y curando las almas y los cuerpos de los que mas han sufrido.

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