jueves, noviembre 25

Barcino...

"Mundus appellatur caelum, terra, mare et aer"
Septimivs Tertvlianvs Florens
Princesa...

uno a los lugares donde ha vivido, sin término medio, o los ama o los odia. Yo viví en Barcino, durante mi época de estudiante. Nunca me gustó el lugar, y aprovechaba siempre, el más mínimo despiste en mi calendario para escapar y acudir a la llamada de mis montes y mis vientos.

El destino quiso que haya vuelto a esta ciudad, por unos días, para hacer un curso de formación de unas extrañas máquinas alemanas para contar apuntes de manera semiautomática, que van a instalar en el Banco donde trabajo.

Con las tardes libres, y con recelo, me he lanzado a caminar de nuevo por sus calles, pero esta vez pausado, sosegado, respirando hondo y con la mirada reposada. He encontrado una ciudad diferente, aunque, tal vez sean mis ojos los que la miraron diferente. He disfrutado de sus ramblas, de sus edificios modernistas, de sus calles y plazas, he intercambiado cientos de miradas con sus gentes, a la par que mi rostro les iluminaba con una sonrisa. Encontré cafeterías de mesas de mármol, de esas que tanto me agrada frecuentar. Y cuando oscurecía, seguía siendo una ciudad viva, coloreada por una iluminación de vapor de sodio anaranjada, que daba más calidez a las calles y a las fachadas de sus edificios.

Hoy le pedí perdón a esta ciudad, por no haberla sabido entender, después de tantos años, y sentí una gran sonrisa de perdón reflejada en una luna que cada noche me acompañó a dormir. Yo no sé, si las ciudades hablan, pero te aseguro que hoy así lo sentí, además de tener la extraña sensación de que en un futuro, no se si lejano, volveré acá para quedarme...

Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu Mosquetero.

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