lunes, septiembre 20

La cigarra y la hormiga...

Princesa,

mi padre solía contarme un cuento, todas las noches antes de dormir. Recuerdo, que una noche, me contó  la fábula de la cigarra y la hormiga. Quedé fascinado por esa historia, y desde entonces pasaba las horas,  imaginando como a los pequeños insectos podían ocurrirle las mismas cosas que les sucedían a los humanos. Cuando por la calle, veía una fila de hormigas portando minúsculos restos de comida, las imaginaba cantando sus canciones mientras se dirigían a su hormiguero, como si fueran soldados en plena instrucción... veía avispas revoloteando por un charco, y las imaginaba comunicándose con sofisticadas radios cual si fueran pilotos de guerra... imaginaba como los escarabajos eran los camioneros de la naturaleza, y como las abejas cantaban y bailaban mientras preparaban la miel en su colmena...
Muchos de mis compañeros, disfrutaban, como cualquier niño, matando insectos... y yo cada vez que les veía, les recriminaba sus actos... ganándome más de una enemistad, y alguna que otra cicatriz, que hoy todavía adorna mi piel.
Hoy miro con nostalgia aquel mundo que veían mis ojos, como las cosas se han ido empequeñeciendo, a medida que yo he ido creciendo, y sobretodo miro con tristeza como en el mundo de los mayores jaleamos, sin ningún pudor, el respingar de éxito de cientos de cigarras, mientras tristemente dejamos de lado a nuestras olvidadas hormigas...

Ojalá, padre, hoy pudiera dormirte contándote una fábula.... porque eso son las fábulas, los cuentos que todos los niños deberían de contar a sus padres antes de dormir...



Buenas noches, Princesa

Te besa,

Tu mosquetero

 

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