martes, diciembre 7

El encuentro...

"Prima non datur ultima dispensatur."
Virgilio
Princesa,

ayer me encontré en mi matinal camino diario a la oficina,  con los ojos de mi amor de adolescente. Esos ojos, ahora los vestía con el mismo brillo encendido, una mujer, veinticinco otoños después de que mis manos, convirtieran unos folios doblados a cuatro caras, en mis primeras cartas de amor.

Mis primeros poemas dedicados, con sencillos versos, sin cadencia y con una rima y métrica pobre, pero llenos todavía de una bisoñez palpitante, y que plasmaban el primer asomo con vértigo al precipicio del amor.

Ese amor me vino a recordar, una canción que aun hoy escuchándola, le sigue arrancando un pétalo a la flor marchita de mi nostalgia. Me acordó, de una foto recortada, que siempre andaba en mi cartera, y que mis ojos miraron miles de veces, tantas como me vieron llorar lejos de aquel cuerpo que deseé y que jamás poseí. Durante años, le escribí cartas de otoño a primavera, hablándole de nuestro esperado encuentro en el verano siguiente, encuentro, que mi timidez acababa siempre destrozando, a la sombra de la tristeza de saber que otros labios ocupaban mi lugar.

Todo esto me vino a la mente, mientras en nuestro encuentro casual, hablamos de cosas intrascendentes, y entretanto nuestros cuerpos mostraban un ansia desmedida por alejarse separados de allí. Cuatro besos, en dos tandas, los del hola y los del adiós, cuatro besos y cientos de recuerdos.

Me gusta volver a verla, pero ojalá no la volviera a ver...


Buenas noches, Princesa

te besa

Tu mosquetero

2 comentarios:

  1. Es curioso las miles de cosas que te puede sugerir una misma foto, cada vez que la miras.

    Un saludo

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